Ella siempre lo supo,pero lo disimulaba muy bien debajo de su capa de Carlo Di Roma.
Hasta que un día no pudo más, y se la cargo.
Después hizo con ella sandwiches y les puso una banderita de Estados Unidos encima para invitar a todos sus amigos a una merienda pre-fiesta de fin de curso.
En la que ella indudablemente sería coronada Reina del baile.
Comienza aquí la historia de Renata.
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1 comentario:
Esperamos con ansia las andanzas de Renata, esa fulana barata. Qué buena pinta tiene el sandwich, coño
V.
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