Indudablemente Renata se las apañaba bien para culpabilizar a una chica mona, de la tragedia que ella había cometido.
Un buen abogado e ir a los juicios con unos preciosos tacones rosas, le sirvieron y sobraron para salir airada del jaleo.
Eso sí, le regaló a su amiga Cindy su par de tacones rosas para que muriera en la silla,
pero que muriera con glamour, ¡Hombre!.



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